
Hechos 2:1-4
1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.
2 De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos.
3 Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.
4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas , según el Espíritu les concedía expresarse.
Hechos 2:14-21
14 Entonces Pedro, con los once, se puso de pie y dijo con voz fuerte: «Compatriotas judíos y todos vosotros que estáis en Jerusalén, dejadme explicaros lo que sucede; prestad atención a lo que os voy a decir.
15 Estos no están borrachos, como suponéis. ¡Apenas son las nueve de la mañana!
16 En realidad, lo que ocurre es lo que anunció el profeta Joel:
17 »“Sucederá que en los últimos días —dice Dios— derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano . Vuestros hijos e hijas profetizarán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos.
18 En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre mis siervos y mis siervas, y profetizarán.
19 Arriba en el cielo y abajo en la tierra mostraré prodigios: sangre, fuego y nubes de humo.
20 El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes que llegue el día del Señor, día grande y esplendoroso.
21 Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo”.
Hechos 2:36-39
36 »Por tanto, sepa bien todo Israel que a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Mesías».
37 Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: ―Hermanos, ¿qué debemos hacer?
38 ― Arrepentíos y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados —les contestó Pedro—, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39 En efecto, la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.