
Salmo 42:1-8 (NVI)
1 Cual ciervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser.
2 Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?
3 Mis lágrimas son mi pan de día y de noche, mientras me echan en cara a todas horas: «¿Dónde está tu Dios?»
4 Recuerdo esto y me deshago en llanto: yo solía ir con la multitud, y la conducía a la casa de Dios. Entre voces de alegría y acciones de gracias hacíamos gran celebración.
5 ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!
6 Me siento sumamente angustiado; por eso, mi Dios, pienso en ti desde la tierra del Jordán, desde las alturas del Hermón, desde el monte Mizar.
7 Un abismo llama a otro abismo en el rugir de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas se han precipitado sobre mí.
8 Esta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe.